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joseluistrullo

ESTADO DE EMERGENCIA (2004)

Ambivalencia

Con la propia inmadurez de entonces
Con la senectud ya conquistada
Con los errores, y los triunfos a fortiori
Con el resultado del proceso, sea cual sea
el signo provisional que le atribuyas:
ni comprensión,
ni condescendencia.

Tan sólo un leve
desplazamiento de la cabeza…
hacia un lado… hacia el otro…

Crisálida

Crisálida
de la mañana sin porvenir:
contracción que se supera
en las aguas, en la afluencia
que va a seguir al estatismo
estatutario del estigma.

Vindicación de la alborada
que ya se anuncia, no con signos,
ni con presagios: imaginaria
tan sólo, se ha desplegado
en el hemisferio contrario, allí
donde empieza a retirarse el frío
y el viento es otra forma de vivir.



Estallido

No asistirás al estallido
del huevo en lo alto de la montaña,
ni cómo discurre la yema
ladera abajo, hasta la cascada:

habrás de limitarte
a la visión —remota y despegada—
del telespectador:
frio por fuera y, en la cara,
el rictus profano de una sonrisa
siempre en su cascarón.



Lluvias

Lluvias: para los campos
calcinados de septiembre,
para el pastor cansado de beber
en pellejos, para las ranas
y el vendedor de paraguas.

Bendición: para mí, el de la frente
reseca por la espera, el eterno
aspirante a la inmersión completa,
el de las manos en cuenco y la sal
en cada herida.

Indulto para este
vagabundo de la sabana, con pasado
y, enfrente, la extensión de la mañana
aún por navegar.

Descendencia

Reinvento al niño en la cuna
que no tuve, y lo amamanto
con mis dos ubres astutas
—las que subvierten el orden
de la crianza, y anteponen
el ser que evoca al ser que es.

Fabulo los retornos
de la descendencia que no tendré
y que no añoro: yo soy yo,
mi propio padre, y desconozco
estirpe alguna en que creer.

Mi fe reposa en la evidencia
de que el origen es el final,
los viejos sueñan a sus nietos
y es la familia una cuestión
de la mente, únicamente
—esa Gran Madre sin marido
a la que sobran los pretendientes.


Recuerdo del agua

Se desmenuza en terrones
el prado posterior a la borrasca:
su nostalgia le parte por dentro
el recuerdo del agua.

Anabaptismo

No seré yo quien te bautice,
órgano sin brazos:
no te voy a conocer
sino en augurios inconcretos, en fosforescencias,
en parpadeos para los cuales
el nombre sería un desconocimiento;

no he de elevarte, cuerpo
deforme hasta la altura
aplastante de la designación:

si he de llegar hasta ti,
si te he de servir, voy a velarte
así como te me presentas

—inculto, abrumador y deslizante
ser que no se sabe.



Expectación

Los zapatos
gastados
La chaqueta
gastada
El mirar
gastado
Los andares
gastados
Las quimeras
gastadas
El camino
gastado
Los puertos
gastados
La energía
gastada
y no repuesta
La perspectiva
gastada y plana

El sueño
gastado,
insomne

Los gestos
gastados, vacíos

La palabra:
aún expectante.

La llama

Nutre la llama que no decrece,
ni se extingue ni va a más:
refléjate en lo siempre igual
para mudar constantemente.


Confín de lo impensado

Se hace camino sentado,
mientras se fragua
la remota orientación de la mañana.

Se empieza a volar
corriendo hacia atrás, como quien salta
por sobre sus propios cálculos.

Se vive aguardando
una señal —al cabo postergada
en aras de la posibilidad.

Retraerse es dilatarse
hacia el confín de lo impensado.



Reducción

Reducción:
yo la llevaré al límite.

Mengua: la quise
y padecí con ella
los avatares difusos.

Extrema unción:
me fue prometida
y aún la espero, yo,
en este purgatorio

desflorecido.



Anfibiología

Tigre o dragón, no: anfibio
que avanza sigiloso por el interior
de la laguna.

Imposible imaginar
si se dirige a tierra firme, o nada
para sumergirse luego hasta los fondos
limosos de la negrura.

Ave o reptil, tampoco:
huevo que los hermana
en la definición incierta, en la exacta
basculación del ser y la mañana,
allí donde las especies
desconocen todavía su qué y su cómo.

Murciélago, rata, gusano
y rana: corolario
de la transformación
y epitafio de la Nada.

Deterioro

Deterioro: de las fuerzas
reservadas sin un fin preciso,
de la corriente principal
de un espíritu que cae lento
en su modorra — de la razón
de ser de la espera y su contrario:
la sacudida
del paisaje por el vendaval.

Acabamiento
en la visión de los desechos, en el ámbar
fragmentado por la piqueta,
en lo raudo y falaz.

Inquina de los denuedos
insostenidos.

Lasitud del acabarse.

Acrimonia por seguir estando,
y por decirlo.

Ensañamiento...

Globo-sonda

Globo-sonda
es mi mente tendida hacia el sentido
más lejano al referente:
prospección
alada de la imposibilidad,
viaje ficticio
en dirección a lo real

(medio sagaz,
medio demente): boda
de lo divino y lo terrestre,
epítome de la unión.


Lucidez

Argüir quimeras —escanciar
proyectos irrealizables:

darse a la imaginación
estructurada de lo informe

desmantela

la frágil tapia de lo archisabido
en aras de un lucidez
aún no contrastada.

Sábado ralo

Sábado plano,
sin misterio ni rotundidad.

Sábado húmedo, tórbido,
restregado de andaduras
ajenas, insensible
al movimiento ulterior.

Sábado ralo,
día de medio pelo, de ladridos
embozados, de esperar que escampe

Horas sin horas

Esputos del tiempo
a la cara del espectador

—ni creado,
ni creador : apéndice vano,
este sábado cegador.

Animal de los fondos


Animal de los fondos,
de los limos inmundos de la sal
incrustada en la rocalla
del mobiliario.

Ejemplar
de las superficies táctiles,
donde las rayas se tumban
y el tiempo viene a posarse
como el papel,
como el sinfín
de la imagen luminosa frente a la cual
los ojos no pueden cerrarse.

Concreción en la tierra de las aguas
desbocadas —Inhábil delegado
ante el mundo de lo no existente:

epítome del zapador,
yo represento
el desenlace de las búsquedas desesperadas.


El contacto con las fuentes

El contacto directo con las fuentes,
con la lava recién colada en los filtros terrestres,
que todo lo purifican

La vivencia inmediata del apogeo

Los incidentes cuya relevancia
aún conmemoro, y el arroyo
frío que desciende:

la Gran Restauración,
yo aún la imploro.


Inanidad

Me ilumino de pequeño:
en esta inanidad
que es sólo mía, una cerilla
basta para alumbrarme.

Luna nueva

Últimos lengüetazos
del amarillo en la pared:
la llama falsa alienta
en el espectador las utopías
de la inminente luna nueva.



Secos los ríos

Secos los ríos
Licuadas las cumbres

El bosque, reducido
a su antigua podredumbre

Niebla a la lumbre
de este valle sin motivos:

el sol no encendido,
a la luna no le incumbre.



Apuesta

La apuesta es por el abismo,
por el arsenal
almacenado sin disparar siquiera:

el reto es no presentarse
al ritual de las ausencias
y sumirse en el mutismo
como quien canta una canción.


Maduración

El punto exacto de maduración
de la fruta antes de cosecharla
para la exportación, no lo conozco

Ignoro la forma que adopta el cadáver
en el preciso instante de cesar
de fluir la sangre en su interior frío

No sé cuál es la contraseña para acceder
al reino que no hay, ni si en mi palabra
vuelan las aves o el reptil serpentea

Para estar a la altura de ese saber, tendría
yo que hacerme a un lado, y verlo todo
desde el afuera de mí —de mi impaciencia

atávica, de mi clásica precipitación
improductiva, y de mi estar remoto
en los limbos de la vida, sin Dios ni amo:

el ojo en la mano,
sin nosotros ni yo.

Inconcreción

Ser llevado,
sentirse llevado, y trasladarse
a lomos de una centella
—de la ocasión refulgente
en la que todo conmina al abandono,
a soltar, a oponer,
a desgajarse de uno mismo e indagar
la vasta inconcreción del porvenir.


Majestad

La ocasión hace al ladrón
de palabras, donante anónimo
del sentido que le sobra.

El instante troca en autor
al plagiario invetereado: basta
con que se lea hacia adentro, y no

en voz baja, la canora
apelación de su hermano antónimo,
Su Majestad el Lector.


Todo al cero

Todo al cero,
al valor mínimo
de donde todo bebe
y adonde todo vuelve

Todo al misterio
de la luz blanca y redonda,
leche primaria en la que veo
condensado el tiempo que no hay

Todo a la nada
informulada, a la inconcreción
que mañana ha de germinar
en nuevas formas transitorias,
en cortes, en heridas
que sanarán al amanecer,
cuando ya no se recuerden

Todo a la muerte, que se anticipa
con cada apuesta desquiciada, y abre
insólitas ventanas en la pared
del matadero

Todo en todo arriesgado, permanece
nada en nada superpuesto
—como la sombra, como la sed:
constantemente.


Astro

Carente de la atmósfera
propicia para gravitar, tu astro
se apaga en su órbita vacía:
ni atraído, ni repelido,
su cuerpo no pesa
lo bastante para este mundo
falto de trayectoria.


Intermitencia

Intermitencia:
código de la luz
en su estado catártico.

Parpadeos: episodio
necesario a la visión
y redundante a la ceguera.

Desamparo:
guiño
de Dios.


No llueve

No llueve: no se decide
el agua a caer verticalmente.
Sigue embalsada,
retenida en un lugar
plano por completo, sin comunicación
con este páramo reseco
y sin pendientes.


Ahora y siempre

El tiempo no transcurre
en la burbuja nevada:
allí siempre es invierno,
y la fogata está encendida
con un trineo hundido dentro,
incandescente y no mortal.

Las horas se detienen
en el acuario primordial:
hay especies aún no extintas
junto a fósiles vivientes,
y todos coexisten en un AHORA
simultáneo y transversal.

La vida no es huida
sino un eterno presente
desde la atalaya supina
de la vista cenital.

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